La promesa de la vida latinoamericana

De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el PIB per cápita de esta región creció un promedio anual de 1.5 % aproximadamente, en el periodo 1990-2021 (figura N° 1). Es decir, en casi 30 años, ALC tan solo pudo incrementar su PIB per cápita un 50 % (con respecto a 1990).

Manteniendo la tasa anual de 1.5 %, ALC podría duplicar el PIB per cápita (con respecto al año 1990) recién en 2036; es decir, en 46 años.

En la figura N° 2 podemos observar la brecha de productividad entre los Estados Unidos de América (EUA) con relación a tres países de América Latina: Chile, Colombia y Perú. En promedio, estas economías representan aproximadamente el 20 % del PIB per cápita de los EUA.

El drama de ALC es que muestra tasas de crecimiento de la productividad media muy bajas. Según la teoría económica neoclásica del crecimiento (Solow-Swan, por ejemplo), esta región debería mostrar tasas de crecimiento del PIB per cápita mucho más altas que los países desarrollados. En la figura N° 3, como ejemplo, observamos la referida tasa de crecimiento de la R. P. China (color azul), que en la primera década del presente siglo llegó a crecer un 10 % anual. Para tener una idea de la importancia de este indicador: si un país crece sostenidamente un 10 % anual en el PIB per cápita (como en cualquier otra variable), en siete años duplicaría este valor.

En general, América Latina no ha podido encontrar el camino hacia un desarrollo sostenido y de calidad, y en cada quinquenio está perdiendo su participación relativa en el comercio e inversiones globales. Como consecuencia de toda frustración, muchas veces las sociedades toman caminos equivocados. En nuestro caso, muchos gobiernos vienen adoptando el denominado “socialismo del siglo XXI”, bajo el manto del Foro de São Paulo (https://forodesaopaulo.org) y el Grupo de Puebla (https://www.grupodepuebla.org).

El camino del crecimiento y desarrollo sostenido es una labor que puede tomar décadas y requiere de un marco institucional sólido y de claros liderazgos políticos. Como bien lo señaló Paul Krugman, “la productividad no lo es todo, pero, en el largo plazo, es casi todo”. Sin embargo –especialmente para ALC–, este incremento de productividad –entre otros factores– debe estar acompañado de un Estado eficiente (meritocracia) que redistribuya equitativamente los frutos del crecimiento, con especial mirada hacia los más rezagados.