El Dr. Elmer Huerta explicó que la bronquiectasia es una enfermedad crónica del pulmón que muchas veces se confunde con bronquitis común. Conoce sus causas, síntomas y cómo detectarla a tiempo.
Muchas personas que sufren de tos persistente con flema amarilla o verde suelen pensar que tienen bronquitis crónica, sin saber que detrás de esos síntomas podría esconderse una enfermedad menos conocida, pero más compleja: la bronquiectasia.
Esta condición afecta directamente a los bronquios -los conductos que transportan el aire a los pulmones- y puede deteriorarlos de manera irreversible. El Dr. Elmer Huerta, asesor médico de RPP, explicó qué es esta enfermedad, cómo se origina y por qué es importante no confundirla con cuadros más comunes.
¿Qué es bronquiectasia?
Según el Dr. Huerta, la “bronquiectasia” significa “bronquios dilatados”. Esto ocurre cuando las paredes de estos conductos se dañan por infecciones graves o repetidas, como la tuberculosis o ciertas neumonías, lo que genera una dilatación anormal.
Con el tiempo, en lugar de mantener su forma tubular, los bronquios se transforman en estructuras deformadas, con bolsas donde se acumula pus y mucosidad. Esto no solo impide una respiración normal, sino que se convierte en un foco constante de infecciones. A diferencia de la bronquitis común, que puede ser aguda y reversible, la bronquiectasia es una enfermedad crónica que no tiene cura.
Muchas personas viven con bronquiectasia sin saberlo. Cuando una infección respiratoria parece haber pasado, pero la tos vuelve con fuerza y aparece flema espesa, de color amarillo o verde, es una señal de alerta. También pueden presentarse silbidos en el pecho, sensación de opresión, fatiga y sangre en la expectoración.
El asesor médico explica que esta condición afecta con mayor frecuencia a mujeres y puede detectarse mediante tomografías de alta resolución, ya que una radiografía simple no siempre muestra el daño detallado en los bronquios.
El tratamiento y las causas
El tratamiento se centra en controlar los síntomas y la prevención de nuevas infecciones. Los pacientes suelen requerir antibióticos, terapia de fisioterapia respiratoria y técnicas de drenaje postural, como sentarse o acostarse de determinada forma mientras alguien les golpea suavemente el pecho para ayudar a eliminar la mucosidad acumulada.
Las causas más frecuentes de la bronquiectasia incluyen infecciones pulmonares mal tratadas, enfermedades congénitas como la fibrosis quística o trastornos autoinmunes como el lupus. El diagnóstico oportuno es clave: mientras más temprano se detecte, más efectivo será el tratamiento para evitar el deterioro progresivo de los pulmones.
Es clave no ignorar los síntomas persistentes ni quedarse con diagnósticos genéricos. Muchas personas dicen que tienen bronquitis crónica, pero lo que en realidad tienen es esta enfermedad. En esos casos, lo recomendable es acudir a un neumólogo, el especialista encargado de evaluar y tratar enfermedades respiratorias crónicas.
Si bien la bronquiectasia no se cura, una persona diagnosticada a tiempo y con tratamiento adecuado puede llevar una vida relativamente normal, siempre que cumpla con las recomendaciones médicas y se mantenga bajo vigilancia continua.
Si la tos con flema persiste, si aparecen infecciones respiratorias de forma recurrente o hay sospecha de una enfermedad más allá de un simple resfriado, conviene buscar una segunda opinión. No todo es bronquitis. Y en casos como este, en diagnóstico preciso de bronquiectasia puede cambiar por completo el manejo de la enfermedad.
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