Personas que reducen su tendencia a decir mentiras son más sanas, menos tensas y, sobre todo, sufren menos dolores de cabeza.
Un estudio presentado durante la 120 Convención Anual de la Asociación Americana de Psicología, revela que decir la verdad mejora tanto la salud mental como la salud física, informa el sitio muyinteresante.es.
Durante 10 semanas, los investigadores pidieron a 55 participantes que redujeran al mínimo las mentiras cotidianas de forma premeditada, mientras en paralelo se hacía un seguimiento a un grupo de control al que no se le había dado ninguna instrucción sobre cómo comportarse.
La investigadora Anita E. Kelly y sus colegas comprobaron que las personas que reducían su tendencia a decir mentiras estaban más sanas, menos tensas y, sobre todo, sufrían menos dolores de cabeza y menos problemas de irritación de garganta que el resto de los participantes.
El estudio, bautizado también como “La ciencia de la honestidad”, revela que la mayoría de las mentiras cotidianas o bien se trata de falsas excusas para explicar por qué llegamos tarde a un sitio o dejamos incompletas ciertas tareas, o bien son fruto de la tendencia a exagerar los éxitos y talentos propios “adornándolos” con pequeños embustes.
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