Desde hace décadas, la legislación americana ha endurecido las sanciones contra inmigrantes, estableciendo vínculos cada vez más estrechos entre el derecho penal y la política migratoria.
En Estados Unidos, la criminalización de los inmigrantes ha sido una estrategia utilizada para justificar políticas de deportación masiva. Aunque la retórica de seguridad nacional ha sido el argumento principal; en la práctica, muchas de las personas afectadas no tienen antecedentes criminales graves. Este fenómeno ha sido denominado "crimigración", un término acuñado en 2006 por la jurista Juliet Stumpf para describir la convergencia entre el derecho penal y las leyes migratorias.
Desde los años 90, la legislación estadounidense ha endurecido las sanciones contra inmigrantes, convirtiendo infracciones administrativas en delitos que justifican la detención y deportación. Esta tendencia se consolidó con la administración de Donald Trump, que amplió el uso de retóricas criminalizadoras para fortalecer su política de control migratorio.
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Un cambio en la percepción de los inmigrantes
Desde los años 90, la legislación estadounidense ha vinculado cada vez más la política migratoria con el derecho penal. Antes de 1929, el cruce fronterizo no era considerado un delito en EE.UU., pero con la promulgación de nuevas leyes, la inmigración comenzó a ser vista como una amenaza. Investigaciones como las de Kelly Lytle Hernández señalan que estas medidas fueron impulsadas por legisladores con ideologías racistas, con el fin de limitar la inmigración mexicana.
Con el tiempo, las normas se volvieron aún más estrictas. La política migratoria dejó de centrarse únicamente en el control de fronteras y comenzó a aplicar criterios penales para justificar deportaciones. Desde los años 90, cualquier antecedente penal, incluso si la persona había cumplido su condena, podía convertirse en una razón para la expulsión del país.
El papel de Trump en la "crimigración"
Durante el gobierno de Donald Trump, las deportaciones aumentaron drásticamente. No solo se enfocaron en inmigrantes con antecedentes penales, sino también en aquellos sin historial delictivo. Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca, declaró que violar las leyes migratorias era suficiente para ser considerado un criminal.
Esta estrategia afectó incluso a inmigrantes que estaban en proceso de regularización. Además, el discurso oficial promovió una visión de la inmigración como una amenaza para la seguridad nacional, reforzando la percepción pública de los inmigrantes como delincuentes.
La influencia de la "crimigración" en la percepción social
El concepto de "crimigración" no solo ha impactado las leyes, sino también la manera en que la sociedad estadounidense percibe a los inmigrantes. Juliet Stumpf señala que la criminalización ha generado un sentimiento de exclusión, donde los inmigrantes son vistos como intrusos en lugar de contribuyentes a la sociedad.
El endurecimiento de las leyes migratorias ha reforzado una mentalidad de vigilancia dentro de las agencias de control migratorio, que ahora operan con enfoques similares a los de la policía penal. Esta convergencia entre la ley migratoria y el derecho penal ha creado un entorno hostil para los inmigrantes, modificando la narrativa en torno a la inmigración y generando barreras aún más difíciles de superar.
El futuro de la política migratoria en EE.UU.
A pesar de los cambios en las administraciones presidenciales, el marco legal que vincula la inmigración con el derecho penal sigue vigente. La "crimigración" se ha convertido en una característica estructural de la política migratoria en EE.UU., dificultando la integración de los inmigrantes y afectando a miles de personas cada año.
El debate sobre el futuro de estas políticas continúa abierto, mientras organizaciones defensoras de derechos humanos y académicos como Stumpf advierten sobre los peligros de seguir utilizando la criminalización como estrategia migratoria. Lo que está en juego no es solo la política migratoria, sino también la forma en que una nación define sus valores y su relación con quienes buscan una nueva oportunidad en su territorio.
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