Aranceles de Trump a México y Canadá amenazan con desestabilizar el mercado automotriz. Expertos advierten sobre consecuencias.
La industria automotriz estadounidense se encuentra al borde de una crisis sin precedentes debido a la inminente implementación de aranceles del 25% a las importaciones provenientes de México y Canadá. Un nuevo estudio realizado por Anderson Economic Group reseñador Bloomberg revela que estos impuestos podrían elevar el precio de los vehículos en Estados Unidos hasta en $12,000, generando un impacto devastador tanto para consumidores como para fabricantes.
Según el informe, el costo de producción de un vehículo utilitario aumentaría al menos $4,000, mientras que para un vehículo eléctrico el incremento sería aún mayor. Patrick Anderson, director ejecutivo de la firma consultora, advierte que "ese tipo de aumento en los costos llevará directa y casi inmediatamente a una disminución en las ventas de los modelos más afectados por los aranceles".
El presidente Donald Trump anunció el lunes que "no queda espacio" para que México o Canadá eviten la aplicación de estos aranceles, programados para entrar en vigencia el martes. Esta medida, justificada como una estrategia para frenar la inmigración indocumentada, ha generado gran preocupación en la industria automotriz, que ya enfrenta desafíos significativos en términos de asequibilidad y confianza del consumidor.
Nuevos aranceles a México y Canadá: ¿Cómo los afronta la industria automotriz?
Los ejecutivos de las principales automotrices estadounidenses, incluyendo General Motors, Ford y Stellantis, se reunieron recientemente con el Departamento de Comercio para advertir sobre las graves consecuencias económicas de estos aranceles. Según fuentes cercanas al tema, los representantes de Ford y Stellantis sugirieron que la Casa Blanca debería enfocarse en los millones de vehículos importados sin contenido estadounidense, en lugar de penalizar la producción norteamericana integrada.
El impacto de estas medidas podría ir más allá del aumento de precios. Dan Hearsch, líder de la práctica automotriz para las Américas en AlixPartners, proyecta una caída en las ventas de automóviles de hasta medio millón de unidades. Además, advierte que algunos modelos podrían desaparecer del mercado estadounidense, ya que los fabricantes se verían obligados a relocalizar su producción o discontinuar ciertas líneas.
La industria ya está tomando medidas preventivas. Ford, por ejemplo, está acelerando el envío de motores y partes desde su planta en Ontario, Canadá, hacia almacenes en Estados Unidos para evitar los aranceles. Otras empresas están instando a sus proveedores a aumentar los inventarios de componentes y trasladarlos rápidamente a territorio estadounidense.
Sin embargo, estas estrategias de mitigación tienen un límite. El impacto potencial en las ganancias de las automotrices es difícil de cuantificar con precisión, pero se espera que sea significativo. La industria, que ya opera con márgenes de ganancia ajustados y enfrenta pérdidas en el desarrollo de nuevos modelos eléctricos, podría verse severamente afectada.
A su vez, Tesla, del cercano asesor presidencial Elon Musk, se vería beneficiada con estos aranceles, ya que tiene en proyecto una fábrica en México, pero se espera que esta produzca autos recién en 2026.
Aunque existe la esperanza de que estos aranceles sean temporales y parte de una estrategia de negociación en temas de seguridad fronteriza, la incertidumbre domina el panorama. "Tiene a todos en un estado de absoluto desconcierto", comenta Hearsch, señalando que los planes a largo plazo han sido relegados mientras los ejecutivos se preparan para enfrentar esta crisis inminente.
El escenario plantea interrogantes sobre el futuro de la industria automotriz norteamericana y su capacidad para mantener la competitividad global.
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