Efigies que engalanan el nacimiento del niño Jesús datan de la época colonial por lo que ostentan un incalculable valor cultural y religioso
En el imponente templo de La Merced, ubicado en el centro histórico de Cusco, ya se vive la Navidad y es que a pocos días de iniciar diciembre, el tradicional nacimiento fue armado y este, a diferencia de otros, contiene esculturas de hasta 200 años de antigüedad.
Se trata de efigies pequeñas y de hasta un metro de altura, entre ellas resaltan las imágenes del José, María, el niño Jesús y otros que fueron adecuados entre objetos con características de la región como portales, andenería y cocinas andinas (fogones).
El padre Pablo Chicata, responsable del recinto religioso, sostuvo que la peculiaridad del nacimiento cusqueño y la del templo de La Merced, es que porta imágenes de la época colonial, lo que denota un incalculable valor cultural.
“Son preciosas imágenes algunas del tiempo de la colonia, por eso hay vigilantes, las imágenes son tradicionales, son históricas, no podría decir el hombre de los artistas pero sí puedo decir que tienen más de 200 años”, mencionó.
Niño Doctorcito. Una de las peculiaridades del templo de La Merced es el “Niño Doctorcito”, efigie que simboliza al niño Jesús, rodeado en oro y lleno de juguetes que año tras año le regalan sus cientos de feligreses.
Esta imagen guarda una historia y es que algunos aseguran que el niño, sale a las calles en noches de navidad, a jugar con los infantes que llegan a Cusco desde comunidades campesinas, a recibir juguetes y chocolate.
Se dice que por esta razón los zapatos que utiliza siempre tienen las suelas desgastadas, es por ello que también recibe el nombre de “Niño Travieso”, que durante el 24 de diciembre es puesto en el altar mayor del templo.
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