La sobrecarga de tareas domésticas impide que las mujeres se desarrollen personal y profesionalmente. Dos especialistas comentan a RPP la situación en esta “nueva convivencia”.
Las tareas del hogar han aumentado aún más durante la pandemia por el nuevo coronavirus. Hombres y mujeres han incrementado las horas que antes le dedicaban a estas labores. Sin embargo, las mujeres siguen siendo las más afectadas pues se les asigna la mayor parte de tareas domésticas y de cuidado.
Según un estudio de GenderLab, realizado entre abril y junio de este año a hombres y mujeres que trabajan de forma remota, el porcentaje de mujeres que asume la mayor parte de las tareas del hogar pasó de ser de 13% a 31% durante la cuarentena. Por otro lado, el de los hombres pasó de ser 7% a 10%.
Además, la única encuesta sobre uso del tiempo (ENUT) a nivel país realizada en el 2010 demostró que las mujeres dedicaban 24 horas más a la semana a este tipo de tareas que sus pares hombres; evidenciando una distribución sumamente desigual.
Marlene Molero, fundadora de GenderLab, mencionó que: “los roles tradicionales de género indican que las mujeres deben tener un rol de reproductivo que también incluye el cuidado de otras personas y del hogar, mientras que los hombres tienen un rol productivo, donde proveen económicamente las necesidades del hogar”.
Graves consecuencias
En una entrevista con RPP, María Pía Molero, Directora de Igualdad de Género y No Discriminación del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, explicó que esta sobrecarga de tareas en el hogar “no les permite a las mujeres desarrollar mayores expectativas de vida”.
Ante ello, agregó que “les reduce el tiempo, no solo a actividades de relajación y recreación, sino también a actividades de ellas mismas que les permitan crecer profesionalmente. Además, limita el acceso a la educación y a un mercado laboral con igualdad de condiciones que los varones”.
Marlene Molero explicó que esto tiene repercusiones en la vida laboral de las mujeres. Cuando esta desigualdad en la distribución de tareas domésticas se hace sistemática incide también en la brecha salarial que, actualmente, es de un 30%. Es decir la diferencia entre el salario de hombres – quienes ganan más – y mujeres que trabajan el mismo tiempo y con las mismas características.
Por otro lado, indicó que más de un 50% de las mujeres inactivas laboralmente – que no están dentro del trabajo asalariado y tampoco buscándolo – se debe a que están cuidando de otras personas. Mientras que la mayoría de hombres en esta situación se debe a que están estudiando.
Una nueva encuesta sobre uso del tiempo (ENUT)
Para lograr cambios y soluciones frente a esta situación, ambas especialistas aseguran que es indispensable hacer otra ENUT. En el Perú, la primera y única se hizo en el 2010, aunque se recomienda hacerla periódicamente cada cuatro años como otros países de la región.
La fundadora de GenderLab explicó que “es importante saber cómo va cambiando esto, porque el tiempo que le dedicamos a diversas actividades tiene consecuencias sobre nuestras posibilidades de formarnos, capacitarnos y de insertarnos en una jornada completa dentro de la fuerza laboral. Que una parte de la población tenga menos posibilidades de hacer esto señala que se deben adaptar medidas el Estado para lograr un balance de estas tareas”.
Por otro lado, la pandemia por la Covid-19 ha cambiado muchas actividades y dinámicas. María Pía Molero comentó que una nueva ENUT con información actualizada sería de vital ayuda para visibilizar el uso del tiempo y posibles soluciones de parte del Estado.
Agregó que “una nueva ENUT nos serviría como línea base para un sistema nacional de cuidados. Ya que se contaría con información actualizada para medir la carga de cuidados que recae sobre las familias, específicamente sobre las mujeres. Es importante mencionar que esto es una prioridad y un objetivo trazado en la política nacional de igualdad de género que fue aprobada en el 2019”.
La medición del uso del tiempo es indispensable para, en base a evidencia, poder desarrollar hacer acciones y políticas públicas para mejorar esta situación que impide una sociedad con igualdad de oportunidades.
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