Entre ficus, helechos, hongos y arbustos está el árbol de la quina, una especie que representa la riqueza vegetal en el Escudo del Perú y que está en peligro de extinción.
En mayo del 2009, un grupo de científicos de las universidades Federico Villarreal de Lima y Nacional de Trujillo dejaron sus gabinetes y enrumbaron hacia la región Lambayeque, para luego trepar los andes hasta las tierras de los Cañaris, a más de 2 mil 500 metros sobre el nivel del mar.
Entre ficus, helechos, hongos y arbustos, los expedicionarios comprobaron que en el bosque del distrito lambayecano de Cañaris existían plantas del árbol de la quina, una especie que representa la riqueza vegetal en el Escudo del Perú y que está en peligro de extinción.
Considerado un patrimonio nacional, símbolo de la abundancia vegetal, legado de los habitantes del Antiguo Perú y de gran valor medicinal en la lucha contra la malaria, el árbol de la quina se constituye en otras de las riquezas naturales de Lambayeque.
Este árbol de corteza rica en alcaloides y de tallo tentador para los taladores por su firme madera se encuentra en los bosques de los centros poblados de Chilasque, Pandachí y El Walte de la zona altoandina de Cañaris, y aunque existen pocos ejemplares se tiene que persistir en la tarea en su conservación.
Por tal motivo, se tiene que impulsar el rescate del árbol de la quina, que es el símbolo que se encuentra en el escudo nacional e incentivar su siembra en toda la zona andina lambayecana, pues esta importante planta ha salvado y salva a millones de vidas humanas en nuestro planeta por su potencial medicinal.
El árbol de la quina tiene un reconocido valor medicinal, siendo sus principales principios activos la quinina, chinchonina, chinchonidina y quinidina. Su corteza es muy usada como febrífugo, constituyéndose en factor determinante en la lucha contra la malaria o paludismo, y en general las fiebres intermitentes.
Por este y muchos motivos tenemos que luchar por la conservación de esta planta que es útil para la humanidad. Y como lambayecanos empezamos a conservarla, ahora en su hábitat que es Cañaris.
Por: Juan Cabrejos
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