El hombre reconoció que golpeó, junto a otro de sus compañeros, a la víctima con un listón para fabricar féretros, le incineraron y tiraron las cenizas a un río.
Dos funerarios alemanes, ambos de 54 años de edad, fueron condenados hoy a penas de cadena perpetua y 13 años de cárcel, respectivamente, por asesinar, incinerar y hacer desaparecer las cenizas de un colega de profesión por motivos puramente económicos.
Pese a la ausencia del cuerpo del delito, un tribunal de la ciudad de Nuremberg dictó las penas a partir de la confesión de uno de los hombres, que reconoció que golpearon en la cabeza a la víctima con un listón para fabricar féretros, le incineraron bajo falso nombre y tiraron las cenizas a un río.
Esa confesión es creíble, señalaron los jueces del tribunal, que, por el contrario, no creyeron en la inocencia proclamada por el principal acusado, quien aseguró durante el proceso que el colega desaparecido, un hombre de 43 años, estaba en el extranjero.
Los jueces subrayaron que el asesino confeso era manejado y manipulado a su antojo por el principal acusado, un estafador al que estorbaba la víctima, asesinado en la Semana Santa de 2007.
El motivo del crimen fue una disputa por dinero, después de que la víctima vendiera su funeraria al principal acusado en 2005, sin que hasta el momento del asesinato hubiese llegado a recibir un solo pago de los acordados. EFE
Pese a la ausencia del cuerpo del delito, un tribunal de la ciudad de Nuremberg dictó las penas a partir de la confesión de uno de los hombres, que reconoció que golpearon en la cabeza a la víctima con un listón para fabricar féretros, le incineraron bajo falso nombre y tiraron las cenizas a un río.
Esa confesión es creíble, señalaron los jueces del tribunal, que, por el contrario, no creyeron en la inocencia proclamada por el principal acusado, quien aseguró durante el proceso que el colega desaparecido, un hombre de 43 años, estaba en el extranjero.
Los jueces subrayaron que el asesino confeso era manejado y manipulado a su antojo por el principal acusado, un estafador al que estorbaba la víctima, asesinado en la Semana Santa de 2007.
El motivo del crimen fue una disputa por dinero, después de que la víctima vendiera su funeraria al principal acusado en 2005, sin que hasta el momento del asesinato hubiese llegado a recibir un solo pago de los acordados. EFE
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