La Selección Peruana hizo un buen partido ante Venezuela en Maturín, pero cayó 1-0 y sus chances de llegar al repechaje son casi imposibles.
Perder era una posibilidad. Y la más concreta. ¿Cómo creer en una victoria de visita si en todas las eliminatorias ni siquiera habíamos podido marcar un solo gol fuera de casa? La razón se sustentaba en lo sucedido el jueves, cuando el equipo de Óscar Ibáñez, quien debutaba como técnico de la Mayor, derrotaba por un contundente —pero, hasta cierto punto, engañoso- 3-1 a la Selección de Bolivia en el Estadio Nacional, en un partido donde no solo se disputaron tres puntos: se pusieron en juego las esperanzas y la ilusión de todo un país por escuchar su himno nacional en una Copa del Mundo.
Pero, Venezuela —como lo ha venido demostrando en los últimos procesos clasificatorios— no es Bolivia, ni cercanamente. Y si bien no sabía lo que era ganar en las últimas nueve fechas, sí sabía cómo era "hacerle partido" a las principales potencias del continente. No por algo empató con Argentina, Brasil, Ecuador y Uruguay en casa. Además, cuenta —y sin menospreciar al seleccionado altiplánico— con jugadores con mayor renombre y relevancia.
Por ello, el que estuviese en el comando técnico de Ricardo Gareca, apostó por la misma base de jugadores que le dieron resultado ante La Verde, pero manteniendo algunos recaudos propios de un equipo necesitado de puntos (y no necesariamente estamos hablando de una victoria). El resultado: una derrota dolorosa que, prácticamente, condena a la Selección Peruana a pensar en el Mundial 2030.
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Apelando al entendimiento y la rigurosidad defensiva
El partido ante Venezuela no iba a ser el mismo que el disputado con Bolivia. La Vinotinto había guardado a varias de sus principales figuras para el cotejo ante Perú, todas de mitad de cancha hacia adelante, por lo que Óscar Ibáñez, sabiendo de la necesidad de puntos, apeló a modificar su sistema. El argentino pasó de un 4-3-3, con un André Carrillo como interior, a un 4-2-3-1, incluyendo a Pedro Aquino por Sergio Peña. El objetivo era claro: darle mayor marca al medio campo y brindarle al jugador del Corinthians la plena libertad de crear jugadas de peligro. De hecho, el objetivo se cumplió. Los volantes de primera línea cubrieron bien su zona, se acercaron a los centrales para hacer a un Perú más compacto y estuvieron atentos a las coberturas, sobre todo cuando Luis Advíncula y Marcos López, este último en mayor medida, dejaban su zona. Mientras que el '10' se encargó de hacer jugar al equipo cuando se liberaba de la presión, no tan incesante, de la Selección Venezolana.
Y el otro gran cambio, o inclusión, fue el titularato de Renzo Garcés. Ante Bolivia, fue una de las grandes figuras y, con el regreso de Carlos Zambrano, era evidente que ambos, quienes hacen dupla en Alianza Lima, arranquen ante Venezuela. Sin embargo, sobre todo en el primer tiempo, no mostraron el mismo nivel que en la Copa Libertadores y Liga 1. De hecho, Garcés cometió un error que pudo ser el 1-0 de Salomón Rondón. Y Zambrano fue quien ocasionó el penal que el atacante de Pachuca convirtió en gol. Pero, y a pesar de estas desconcentraciones, el plan de incluirlos en el equipo titular no ha sido una mala idea pensando en los partidos de junio y ante la incertidumbre de contar o no con Alexander Callens, titular indiscutible en la zaga central izquierda.
¡Penal y gol para Venezuela! Zambrano cometió falta sobre Josef Martínez en el área, y Salomón Rondón convirtió desde los doce pasos. ⚽️🇻🇪
— Movistar Deportes (@MovistarDeporPe) March 26, 2025
⏱️ ET | VEN 🇻🇪 1-0 🇵🇪 PER
🖥 003 / 703 HD de Movistar TV#LaCasaDeLaSelección 🏠#ClasificatoriasxMDeportes pic.twitter.com/woD13ROscp
André Carrillo: más importante en la zona de ataque que en la defensiva
La inclusión de Pedro Aquino al lado de Renato Tapia, para hacer una línea de dos en la primera línea de volante, le permitió a André Carrillo tener menos labor de marca y más implicancia en la creación de juego. Y en el primer tiempo lo cumplió. Las principales jugadas de ataque salieron de los pies de La Culebra. De hecho, fue el artífice del gol del empate de Bryan Reyna, el cual —posteriormente— fue anulado por el árbitro a instancias del VAR. Pero, en el segundo tiempo, la situación cambió. Ya con una Venezuela más retrasada y apuntando a la contra, y con un Perú con varias modificaciones al esquema original, el jugador del Corinthians retrocedió para recoger, casi desde el área, el balón para empezar las acciones de peligro. Y si bien el atacante es capaz de hacerlo (lo hace algunas veces en su equipo), esto generó que Perú pierda peso ofensivo e inventiva en los últimos metros de ataque.
La labor de Óscar Ibáñez no solo será mantener el buen nivel de André, sino también encontrarle socios en la zona ofensiva para llevar el balón a la portería contraria. Además, es importante convencerlo de que, a partir de tres cuartos de cancha, su impacto en el juego puede ser mayor que siendo el primer toque.
Perú tiene muy complicada su chance de llegar a la zona de repechaje. Es verdad, el equipo ha mostrado grandes mejorías con relación a los encuentros pasados, pero la reacción —a priori— parece tardía. Lo que debe hacer Óscar Ibáñez es, en mayor medida de lo posible, encontrar un equipo no solo para lo que queda, sino para la próxima eliminatoria. Ya se han sumado al equipo jugadores como Bryan Reyna, Catriel Cabellos, Renzo Garcés, Kenji Cabrera, Luis Ramos, entre otros, pero falta aumentar el universo de jugadores. Si Perú llega al séptimo lugar, después de lo mal que le ha ido en las eliminatorias, será toda una hazaña.
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