Fiestas Patrias: La independencia del Perú vista por nuestros narradores nacionales

Apenas a un año del Bicentenario, las campanas del proceso de independencia del Perú se siguen oyendo en nuestra literatura nacional. Ahí están, en páginas recién salidas del horno este mes de julio como un anticipo de nuestras Fiestas Patrias, las novelas "La Mariscala", de la escritora Claudia Núñez Flores, y "1821. El año de la esperanza", del escritor Alejandro Neyra, ambas publicadas por Penguin Random House.

Anteriormente, similar oferta habían hecho la Editorial Arsam y el sello Altazor, cada uno con su Colección Bicentenario, que reunió a escritores y escritoras peruanas para dar cuenta de nuestra emancipación con las armas de la ficción. Así salieron a la luz títulos como "El barco de San Martín", de Juan Manuel Chávez; "1814: Año de la Independencia", de Claudia Salazar Jiménez; "El prócer resplandeciente", Cosme Saavedra; "El secretario del libertador", de Harol Gastelú; "El molle y el sauce", de Zoila Vega, entre otros.

Pero lo cierto es que, más allá de las tendencias editoriales, la novela histórica en el Perú es de larga data, aunque no está debidamente estudiada, según dijo el escritor Mario Suárez Simich a RPP Noticias. "La producción es inversamente proporcional a los estudios críticos", afirmó. Y el crítico Jorge Valenzuela acotó: "Es un subespecie literaria que se da entre nosotros a mediados del siglo XIX, en el contexto del romanticismo".

La novela histórica, además, surge en momentos de crisis social, persecución o cataclismos, a decir de Suárez Simich. Pero, en su opinión, eso no ocurrió necesariamente tras nuestra emancipación. "El costumbrismo fue lo que heredamos después de la Independencia... salieron algunas novelas históricas, como 'Gonzalo Pizarro' de Manuel Ascencio Segura, pero no hubo una novela de la Independencia", indicó.

Por eso, antes que un nacimiento de literatura épica que narre las batallas en las que se enfrentaron nuestros próceres o los libertadores, fueron las tradiciones de Ricardo Palma las que ocuparon un lugar central en la narrativa peruana del siglo XIX. "Su presencia es central", sostuvo Valenzuela, para quien el influjo del autor limeño marcó una huella en el desarrollo del discurso narrativo de la ficción histórica en el siglo XX.

El crítico también manifestó que pese a que a inicios del siglo XX se acrecentó el interés por cultivar la novela histórica —en 1926, por ejemplo, Angélica Palma publicó "Tiempos de la patria vieja", que aborda la lucha generacional entre un padre realista contra su hijo patriota, mientras en 1924, Carlos Camino Calderón lanzó "Ildefonso", que trata de un soldado afroperuano enrolado en el ejército patriota—, su trayectoria resulta "inestable" con el paso del tiempo.

De Teresa González a Sandro Bossio

Si bien Mario Suárez puntualizó que existe un mayor volumen de novelas en torno a otros procesos históricos de nuestro país —como los levantamientos indígenas contra la corona española—, de todos modos hay ficciones sobre nuestra independencia que valdría tener en cuenta cuando se piense en la literatura nacional.

En ese sentido, Jorge Valenzuela ofreció algunos títulos en los que, además de las ya mencionadas, nombró a "Roque Moreno" (1917), de Teresa González de Fanning, donde se "trabaja la historia patriota", mediante el protagonista que da título al libro, quien acaba confundido como malhechor al usar de excusa la rebelión para llevar a cabo sus crímenes.

También tomó en cuenta el crítico "La cruz de Santiago" (1935), de Camino Calderón, novela cuya trama se centra en Cristóbal de la Barca, un limeño en quien se condensa la búsqueda revolucionaria con los valores monárquicos, y que se suma a la causa independentista tras oír la gesta de Túpac Amaru y conocer a don José de San Martín en Europa.

Suárez Simich, por su parte, recordó "El mártir pescador José Silverio Olaya" (1945), del historiador Luis Antonio Eguiguren, que cuenta de manera novelada la proeza y el sacrificio que el hombre de mar chorrillano prestó a la campaña libertadora en 1823.

"Otra novela importante es la de Carlos Thorne, 'El señor de Lunahuaná' (1994), protagonizada por Dionisio de Gavidia y Landázuri, un hombre que vive en el pasado, anclado a la memoria de la colonia, y se resiste a que su condición ha cambiado", declaró Valenzuela, y seguidamente agregó otra que comparte la temática: "El marqués en el exilio" (2016) de Fabrizzio Tealdo.

En esta breve lista no puede faltar el trabajo de Sandro Bossio, autor de "El aroma de la disidencia", que transcurre en los últimos días del dominio español en el Perú. Tampoco un título del mismo Mario Suárez Simich, quien en "El tiempo que muere en nuestros brazos (Cartas a Silvia)" se centra en el mártir de la independencia y poeta Mariano Melgar para alumbrar una historia de amor.

Algunos rasgos, ya sea a nivel de historia o personajes, son recurrentes en estos libros, apuntó Valenzuela. "Tienen que ver con el enfrentamiento generacional, la toma de posiciones sobre la independencia, la muerte de los valores de la colonia, las crisis familiares que se generan y la presencia de personajes marginales", señaló.

Suárez Simich, en tanto, precisó que la novela histórica contemporánea tiene una misión: "Cuestionar el presente a través del pasado". En vísperas de nuestras Fiestas Patrias, los cuestionamientos al proceso de independencia continúan a la orden del día.

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