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EE.UU. entre dos extremos

Antifa vs Alt Right. A puertas de las elecciones presidenciales, el antifascismo y la extrema derecha compiten por ganar apoyo político de las masas.

Pondremos en pausa los temas de seguridad y pandemia para dedicar esta entrada a diferenciar los elementos fundacionales de los dos grupos que, fuera del establishment político de Washington D.C., pareciera definir la política en los Estados Unidos: El movimiento antifascista (Antifa) y las organizaciones de derecha extrema (Alt Right).

La naturaleza de ambos grupos los coloca en posiciones extremas, lo que implica una construcción de un mensaje de protesta radical que incluso puede llevar a cometer actos criminales. Ambos buscan justificarse bajo el amparo de la Ley o bajo algún tipo de justicia moral sobre grupos o minorías oprimidas. Esto ha dado paso a tener una población (en especial la estadounidense) sensible que queda atrapada dentro de retóricas violentas y de extremismo, cerrando los ojos a problemas estructurales que deben ser resueltos para que haya cambios serios.

Diferentes bandos

Varios medios han presentado la idea de qué es Antifa y qué el Alt Right, grupos extremistas que buscan congregar a un público por sus ideas radicales. Esto hace que compitan de distintas maneras, las formas más comunes son las marchas y reuniones pequeñas que tienen el objetivo de reclutar militantes en favor de sus causas.

Dentro de esta trifulca, grupos de extrema de derecha han culpado al movimiento Antifa de cortar el deseo de libertad de palabra (freedom of speech). Este hecho se transforma en el escudo perfecto para hacer más tenso el ambiente y radicalizar los discursos. Los mismo ocurre con Antifa, que hace un llamado de alerta contra los avances de una sociedad basada en el capitalismo salvaje, despreocupada por el medio ambiente o insensible ante grupos minoritarios, dentro de esta retórica se hace hincapié a un aumento de las inequidades en el sistema económico y social. 

Buscar causas sintomáticas sobre la evolución de ambos grupos es una tarea que requiere un análisis más profundo; sin embargo, sí podemos señalar un corte importante o un “efecto gatillo”, y este fue la presidencia de Donald Trump. Desde la subida al poder del partido republicano (GOP, por sus siglas en inglés), las acciones y discursos de los grupos como Antifa han evolucionado en busca de una mayor repercusión en el establishment norteamericano.

Lamentablemente, la poca articulación del movimiento Antifa hace que tengan una agenda muy amplia en un principio y una muy débil estructura partidaria, lo que los convierte en un movimiento débil y de medidas radicales descoordinadas.

A pesar de los esfuerzos recientes y la mayor exposición en los medios de comunicación, es difícil que el Antifa, con una mejor articulación y una presencia física, pueda ser una amenaza real. Por otro lado, su fortaleza reside en su capacidad de influenciar y generar un debate crítico a favor de una reforma. Y aquí es donde reside el problema con el establishment político norteamericano porque no quieren reformas.

La evolución de la Alt Right es distinta, lo que comenzó como un grupo online ha permitido conocer puntos en común entre varias líneas de pensamiento (estados iniciales del nacionalismo americano, supremacía blanca, migración, xenofobia en todas sus formas).

Esto les ha permitido articular un solo discurso y congregar a los distintos grupos en una sola fuerza. Es así como el Alt Right pudo hacer su primera marcha denominada “Unite the Right Rally” (marcha para unir a la derecha) que se desarrolló en Charlottesville, en 2007. En ese año, un miembro de Alt Right usó un vehículo para atropellar protestantes que se habían congregado en la zona para mostrarse en contra de la unión de la derecha.

A pesar de estos desventurados hechos, los grupos de Alt Right han sostenido su estrategia de congregar a más personas con la idea de que se unan a su causa. Esto se ha desarrollado con poco éxito; sin embargo, han entendido la importancia de la retórica política dentro del establishment.

Los Alt Right no son reformadores, más bien son contra reformadores y quieren regresar al estado fundacional, donde existe una segregación clara entre grupos étnicos, donde se prefiere la articulación de una economía nacional y el rechazo de abrazar los cambios sociales que traen una mayor inclusión de grupos minoritarios dentro del esquema de los derechos humanos. Y en tiempos de incertidumbre como la COVID-19, este discurso puede tener mayor acogida dentro de los círculos políticos.

| Fuente: Freeimages

¿Dónde nos ubicamos?

¿Y dónde queda la clase media en todo esto? Este es el gran problema por analizar en el futuro, especialmente con un proceso de elecciones en puerta. La clase media norteamericana que ha visto su salario real y su capacidad de generar riqueza disminuida se encuentra en un punto extremo, donde la economía necesita replantearse en favor de incluir a más familia dentro de la senda de crecimiento.

Adicionalmente, empujado por dos grupos extremos que han estado desarrollando sus capacidades políticas. ¿Podrá el sistema democrático (indirecto) responder a cuestionamientos?

Las marchas recientes por el caso de George Floyd son un fiel reflejo de cómo un discurso ha ganado posicionamiento en su accionar. El abuso policial contra un hombre afroamericano que terminó muerto no solo refleja elementos racistas (sobre los cuales una sociedad tolerante debería marcar una posición), sino la crisis de confianza en instituciones que debería proteger al ciudadano que está cada vez más distante de su gobierno sin poder desarrollar recursos. Esto es algo que han venido carburando los extremos políticos, las marchas reflejan ese malestar y es momento de que se desarrollen liderazgos que permitan canalizar esa frustración hacia un debate de ideas, con miras a las elecciones. Aquí el gran perdedor debe ser el extremismo.

 

NOTA: “Ni el Grupo RPP, ni sus directores, accionistas, representantes legales, gerentes y/o empleados serán responsables bajo ninguna circunstancia por las declaraciones, comentarios u opiniones vertidas en la presente columna, siendo el único responsable el autor de la misma.

Profesor de Negocios Internacionales de la Universidad del Pacífico. Es Master of Science en Política y Relaciones Internacionales por Aberystwyth University (Gales – Reino Unido) y licenciado en Economía por la Universidad del Pacífico. Coordinador del curso de Proyección Social del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas.

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