El estudio del universo está viviendo una de sus mejores décadas y un gran número de misiones espaciales están en desarrollo. Estas son las más importantes y el estado de su progreso.
La astronomía y la exploración del universo están pasando por uno de sus mejores años en cantidad de proyectos. La ciencia, la cual ha sido debatida y criticada por no poder superar sus picos desde los 70 cuando visitamos la Luna, ha encontrado nuevos motores de aspiraciones y se encuentra en una década clave para la conquista espacial.
Pero a diferencia de la conflictiva Guerra Fría, ahora no solo Estados Unidos y Rusia comandan la búsqueda científica fuera del planeta, sino que aparecen otras naciones como China o los propios Emiratos Árabes Unidos, además del bloque europeo, para endulzar este progreso de la humanidad. ¿Qué tan cerca estamos de llegar a otros planetas?
Estados Unidos Vs. China, el motor actual de competencia
Dejando de lado la reciente crisis ocasionada por la invasión rusa a Ucrania, los últimos años han puesto una rivalidad en todas las industrias entre Estados Unidos y China y la astronomía no ha sido la excepción.
Bajo un modelo más reservado, el país asiático se ha convertido en la nación con mayor crecimiento en sus misiones al espacio, creando una gran cantidad de proyectos que no solo compiten con las actuales de la NASA, sino que van más allá en ambiciones.
En conquista de la Luna
Por el momento, de forma estatal, el proyecto espacial más grande en la humanidad es Artemisa, una cooperación de la agencia norteamericana con sus socios europeos (ESA), japoneses (JAXA), canadienses (CSA), brasileños (AEB), australianos (ASA) y mexicanos (AEM). El objetivo es claro: volver a poner al hombre en la Luna e intentar una colonizarla.
Artemisa, nombre de la hermana de Apolo, denominación de las primeras misiones lunares, está dividido en tres fases, siendo la última la que intente el alunizaje con la primera mujer en la historia.
Lastimosamente para sus intereses, es una misión con muchos atrasos. Propuesta e impulsada por el expresidente Donald Trump, la falta de recursos y la pandemia han obligado a la NASA ha cambiar su año estimado de llegada de 2024 a 2025. La primera misión Artemisa, que debía partir en 2021, aún no ha alzado vuelo debido a problemas en los motores del cohete SLS y a las malas condiciones meteorológicas en Florida. Su primer vuelo espera concretarse en noviembre de este año, con la cápsula Orion orbitando la Luna sin pasajeros.
China no está a la altura de una misión de alunizaje, pero sus proyectos Chang’e (nombre de la diosa china de la Luna) han sido más que exitosos y únicos. Fue el primer país en llegar con un robot a la cara oculta de Luna en 2019, el YuTu-2 y con el Chang’5 en 2020 trajo las primeras muestras lunares a la Tierra en más de 40 años.
Pero no contentos con ello, las misiones 6, 7 y 8, previstas para 2024 y 20027, buscarán analizarán las cuentas del Polo Sur para el desarrollo y la explotación de los recursos lunares para una posible construcción de una base científica.
Mientras Artemisa dependerá en sus fases posteriores de Gateway, una estación orbital en la que cooperan la NASA y la ESA, China está en unión con Rusia para la Estación de Investigación Lunar Internacional (IRLS). Ya que dependen de las misiones Chang’e futuras, aún se espera concretar su construcción a partir de 2035.
En resumidas cuentas, mientas que la NASA está más cerca de volver a la superficie marciana, es China quien lleva mayores descubrimientos sobre la composición y los misterios del satélite.
En conquista de Marte
Por el lado de Marte, las cosas están más parejas. Estados Unidos actualmente mantiene una serie de misiones de importancia en la superficie marciana como InSight (a punto de apagarse por los múltiples errores que mantiene), Curiosity y Perseverance.
El apodado ‘Percy’ es uno de los nombres claves de los últimos años. Desarrollado y fabricado por el Laboratorio de Propulsión a Reacciones (JPL) de la NASA, su misión es investigar el cráter Jezero, donde se cree que existió un enorme lago antiguo, y encontrar biofirmas que sean pruebas de la vida fuera del planeta. Hasta la fecha, los científicos ya han conseguido potenciales firmas biológicas que pueden cambiar el destino de la humanidad una vez que sean estudiadas oficialmente con las muestras que regresen al planeta en una misión conjuntas con la ESA.
Pero no contento con ello, también ha logrado crear experimentos como la creación o depuración de oxígeno a partir del dióxido de carbono predominante en el planeta.
A su lado, en las áridas tierras marcianas, un pequeño helicóptero bate récords de vuelo. Ingenuity lleva más de 30 lanzamientos, cada vez más largos y a mayor velocidad, en la fina atmósfera del planeta.
Casi al mismo tiempo, la Administración Espacial Nacional China (CNSA) lanzó oficialmente la misión Tianwen-1, compuesto de un orbitador, un módulo de aterrizaje y otro robot, Zhurong, a Marte.
La misión de Tianwen-1 es completa: realizará investigaciones científicas sobre el suelo marciano, la estructura geológica, el medio ambiente, la atmósfera y el agua. El objetivo es similar: encontrar las huellas de vida marciana pasada, aunque sean minúsculas.
Zhurong, eso sí, está trabajando mucho más lento que su símil norteamericano. Ha hallado estructuras moldeadas por agua, pero aún no consigue mayores avances sobre muestras para la búsqueda de vida prehistórica.
SpaceX y Emiratos Árabes Unidos miran de cerca
Separado oficialmente de estos dos países, pero con conexiones en múltiples puntos, SpaceX, empresa privada liderada por Elon Musk, está buscando llegar a la Luna y a Marte a colonizarlo por su cuenta bajo el proyecto Starship.
Esta enorme nave quiere transportar carga y humanos hacia ambos astros con el fin de crear una sociedad espacial bajo sus propias leyes y mandatos.
Este mecanismo se encuentra atrasado ya que Starbase, la base de lanzamiento de SpaceX, ha pasado por múltiples revisiones por parte de la Administración Federal de Aviación (FAA). Por el momento, recién será probado en un vuelo orbital que probará la consistencia de los motores Raptor que componen la nave y su propulsor.
Se espera que el vuelo orbital de Starship se logre en lo que resta del año o para la primera mitad del 2023. A partir de allí, aún es un misterio la fecha en la que se intente llegar a la Luna y al Planeta Rojo.
Y de una forma menos mediática, pero igual de importante, Emiratos Árabes Unidos está investigando a Marte por medio de Hope, una sonda que creará un mapa planetario con sus climas. “La Estrategia Espacial Nacional”, no contenta con ello, también está preparando el lanzamiento de su primera astronauta al espacio, intentando terminar también con el sesgo y la discriminación que llevan las mujeres en los países árabes.
La Estación Espacial Internacional entra a su rumbo final
La nave orbital más importante de la humanidad en la actualidad, la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés), está llegando al final de sus días. Se cree que su vida útil terminará este 2024, pero la NASA y SpaceX están intentando alargar su presencia para finales de 2030.
El problema es que el conflicto geopolítico entre Rusia y Estados Unidos está dificultando las coordinaciones. Como ya lo explicamos en un artículo anterior, Rusia se encarga en gran parte de las funciones de empuje y maniobra de los módulos más importantes de la estación, por lo que la crisis y la ruptura de las relaciones han provocado que el país euroasiático anuncie su retiro de la cooperación mundial de la nave, anunciando su propia estación llamada ROSS para lo que resta de la década.
Por fortuna, los astronautas y los cosmonautas son actualmente amigos y están compartiendo vuelos tanto de ida como de regreso del espacio. Por ejemplo, los cohetes Soyuz trajeron cosmonautas y a un astronauta de la ISS a inicios de la guerra en un acto completamente limpio y sin conflictos en su desarrollo. Recientemente, la propia SpaceX envió la misión Crew-5 desde Estados Unidos con una capitana rusa en sus filas.
En cuanto a transporte, la compañía de Elon Musk es la más beneficiada. Su colega, Boeing, aún no logra poner en marcha ninguna misión tripulada a la ISS debido a múltiples retrasos, mientras que SpaceX ya lleva seis misiones con astronautas a bordo. La primera misión tripulada del cohete Starliner está programada tentativamente para principios del próximo año, con la NASA asignando dos astronautas para tomar la cápsula para su viaje de prueba tripulado inaugural en junio.
La NASA quiere que, una vez que la Estación Espacial Internacional se retire de circulación, sean estaciones privadas las que gobiernen la órbita. La agencia espacial está financiando los proyectos Orbital Reef (de Blue Origin y Sierra Space), Starlab (Voyager Space y Lockheed Martin), además de Northrop Grumman, para que puedan alcanzar el espacio exterior y sean los laboratorios científicos. La agencia, en vez de preocuparse por su mantenimiento, posteriormente solo se encargará de alquilar los espacios para sus propias investigaciones, mientras que las privadas pueden alquilar sus espacios para entretenimiento, turismo y más.
Pero mientras todo esto sucede, China ya está preparando su propia estación llamada ‘Tiangong’ o “Palacio Celestial”, la cual debería estar totalemente en funcionamiento a finales de este mismo 2022.
Esta nave será exclusiva para chinos y funcionará de forma similar al ISS, con taikonautas, nombre que reciben los científicos chinos, construyendo la nave y acoplando los nuevos módulos a Tianhe, el central. Las tripulaciones también trabajarán durante seis meses y serán relevados por otros, aunque no se asegura una presencia ininterrumpida durante sus años de acción.
Más misiones a tener en cuenta
Aunque todas las misiones mencionadas son la punta del iceberg, existen más de vital importancia para comprender cómo se formó la Tierra y cómo llegó la vida a nuestro planeta, además de buscar más pruebas de que “no estamos solos en el universo”.
Psyche: La NASA enviará una sonda al asteroide Psyche, la que se cree que es rica en materiales preciosos y que podría tener un valor incalculable si es que se explotara. Estaba planeado para lanzarse en 2022, pero un retraso ocasionó que ya no mantenga una ventana de lanzamiento. Se espera que llegue al astro en 2029 o 2030.
ExoMars: la Agencia Espacial Europea (ESA) iba a lanzar una misión en conjunto con Rusia este 2022, pero la guerra ha hecho que se corten comunicaciones y se haga de forma unilateral. Sus objetivos consisten en buscar pistas de vida tanto en el pasado como en la actualidad, investigar cómo el agua y el ambiente geoquímico marciano varía con el tiempo, estudiar la composición de las trazas de gases existentes en la atmósfera así como sus fuentes de origen, a la vez que poner a prueba la tecnología para fuera viable una hipotética misión que trajera muestras de vuelta desde Marte.
JUICE: La misma agencia está programando el JUpiter ICy moons Explorer para explorar las lunas jovianas Ganímedes, Europa y Calisto, las cuales parecen albergar océanos de agua y hielo que pueden ser favorables para el desarrollo de vida como lo conocemos. Se espera que la sonda llegue en 2030 y se lance este 2023.
Apophis: El OSIRIS-REx (que cambiará su nombre a OSIRIS-APEX en esta nueva misión) viajará hacia el asteroide para conocer sobre su composición y confirmar si realmente es peligroso para el planeta. Cuando se descubrió el asteroide Apophis en 2004, parecía dirigirse hacia la Tierra con un riesgo de impacto en 2029 con resultados potencialmente catastróficos.
Dragonfly: La agencia espacial norteamericana enviará un dron a Titán, la mayor Luna de Saturna, con el fin de estudiar su química y encontrar posibilidades de vida en su superficie. Se espera lanzar en el 2027.
DAVINCI: La NASA prepara dos misiones para el “infierno de Venus”. Para 2028 y 2030, se lanzarán DAVINCI+ y VERITAS con el objetivo de estudiar las nubes y todas las condiciones de la atmósfera del planeta, intentando encontrar pistas de vida en ella.
Visitar Urano: El enigmático Urano es el siguiente objetivo, elegido como planeta “estrella” de esta próxima década por la NASA. La misión al gigante de hielo recibe el nombre de UOP (Uranus Orbiter and Probe), durará 19 años y se planea lanzar entre 2031 y 2038.
Orbilander: Esta sonda quiere llegar al satélite en 2050 para analizar y comprender más sus condiciones y saber si existe vida en este astro. Orbilander se basaría en un conjunto complejo de instrumentos para determinar si el agua de Encelado tiene una mezcla de sustancias químicas propicias para la vida tal como la conocemos, y buscaría aminoácidos, lípidos y células.
Si ya el presente en el campo de la exploración es emocionante, lo es aún más el futuro. ¿Cuánto más descubriremos sobre nuestro universo en los próximos años?
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